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Andanzasenabarcas

by Domingo Quispe Ensamble

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1.
“-Estaba recordando como empecé. ¿No preguntaste eso? -Yo hablaba siempre de ese día, pero no me decidía nunca. La verdad es que jamás pensé que llegase realmente. Ni siquiera lo tomé en serio el día que empecé a andar. Mi intención en el fondo fue hacer la comedia. -¿Para quién? -Para mí mismo. Te debe haber pasado. -Yo di un portazo y le grité a la vieja que iba hasta el Club. Pero pasé por delante del Club, el Sportivo Victoria, y seguí como si tal cosa. -Ahí lo tienes. A cada rato me decía:“esto se acaba ahora mismo”, pero notaba cada vez, que lo decía otro, o por lo menos, que había en mí uno que lo decía y otro que seguía pateando en medio de toda esa miseria. -Entonces di con el Camino. Y encontré otros tipos que iban y venían como yo. Iban, no importa la dirección. -Y te diste cuenta que los pies se te pegan a él, que no sólo es un lugar de tránsito, sino una forma de vida, y entonces ya no se puede parar...”
2.
Las moscas lo inundaban todo con sus (ruido de violin agudo) y sus (ruido de violin grave) con sus juergas nocturnas, con sus jergas urbanas, con sus conversaciones acaloradas de bares y fondas. Trasnochado el pibe de rulos clavo un acorde que despierta al sol, y al bigote blanco y negro que duerme borracho sobre el piano. Lejanos se escuchan los ruidos de motores del Blues Gordo de la ciudad. El pelado lo observa todo y dice solo una palabra, deletrea: rock, con un acento extraño, como a ginebra. Adolfo lo mira todo atonito entre rulos de melodias, mientras que Patricia Rey crea un curo de mudos para despertar a los sordos. Recien venido del banquete de Severiano Arcangel, Miguel, juega a ser poeta, entre los padres de los piojos y los abuelos de la nada. Primero intenta con un acorde, luego con otro, se atreve a mas es que pergenia una oda a las tristeza de la ciudad Tristeza de la Ciudad, por favor no vuelvas. Hoy no quiero verte mas y aqui, no sigas con esto la gente que camina por la calle te lo agradecera infinitamente.
3.
Sale el sol la cerveza esta fria calienta el corazon......
4.
5.
Niña Quispe 00:45
6.
No Changuito 04:54
No Changuito (Hipólito Mamanis Quispe) Ahí va el papacho caminando por el monte mascando tranquilo su acuyico de Coca. Detrás de él viaja la mamita que lleva contenta en su aguayo a la guaguita. La Pachamama los mira a los tres, y bendice este que es su Camino, Y hablando de su destino, el papacho le susurra a su guagua esta canción Una y un millón de veces te voy a repetir que la vida no es tan fácil y es difícil dirimir Quien es el bueno, quien es el malo, Quien el de los consejos sabios Quien es el que esconde el palo detrás de palabras de buen vestir No changuito no valla a creer, que por andar haciendo el bien va a salir en televisión va a recibir aplausos aplausos del poder No changuito ay que mundo viniste a parar Andate tranquilo que seguro te vas a equivocar No changuito que lo correcto no es camino recto La justicia depende de quien y la mentira a veces, salva inocentes La policia es un peligro del que puede salvarte un ladron Y la hora de las enseñanzas la verdad no esta en la universidad. No changuito ay que mundo viniste a parar Andate tranquilo que seguro te vas a equivocar
7.
La lucha es feroz entre el viento y el fuego. Dicen que el fuego es la acción y el viento, el pensamiento. Yo no se por qué los dos se ponen bien bravos en las costas patagónicas. Susurra alguien que la acción le recrimina al pensamiento por aquellos sueños de la razón que generaron los monstruos de este sangrante presente globalizado (Astor Alas dixit). Y no es para menos ahí, precisamente ahí, donde amparados en la sombra de la nada, Alí Babá y sus cuarenta ladrones multinacionales pergeñan choreos de todo tipo: petróleo, represas, bosques, minas a cielo abierto, nacientes de ríos, lagos y parques nacionales, plagas de turismo y planes ecológicos fraudulentos. Todas acciones que nutren la avallasante y voraz llamarada de las grandes estructuras de máquinasarmas que sostienen el poder y su bendita civilización. No basta con un fueguito pa calentar el guiso, prender la salamandra, templar los parches pa convocar a los entrometidos de siempre. También se necesita losa radiante y exquisita comida importada en grandes aviones de aquí y de allá, megaconciertos de rocanrol, cuatroporcuatros y cámaras digitales, grandes universidades y millones de libros acumulándose en bibliotecas que no pueden palear el hambre de los pueblos ni la destrucción de su tierra, Pachamama. ¿Y qué más le queda entonces a los pueblos tierra que pergeñar pazsientes acciones de resistencia? Hijos del viento. Ese viento, pensamiento, chiquito, modesto, que si se sopla lento puede darnos calor y comida en una fría tarde de invierno. Del Emi-Oreste apenas se ve una figura encorvada, casi penitente, escondiéndose detrás de una roca, creyéndola resguardado. Escribe apuntes en una libreta y sólo muy de vez en cuando levanta un poco el cuello para otear de reojo el inmenso manto de agua. Apenas un punto en algún lugar perdido del mapa entre Carmen de Patagones y Puerto San Julián. Al costadito de donde dice Océano Atlántico en grandes letras. Ahí donde en el milquinientos, el conquistador Magallanes tuvo que detenerse a pasar el invierno ante la furibunda queja de sus tripulantes, cansados de las penurias del viaje y aquellos vientos del fin de mundo. Dicen, que al ver a los tehuelches (gente brava), el cronista Antonio Pigafetta los describió como gigantes y les dio el nombre de Patagones. En cambio, inserto en su propia historia, calzando unas mugrosas zapatillas de lona cuarentaydos, con su viejo zueter azul marino, su bufanda gris gastada y ese gorro de bucanero deshilachado, el Emi es la fiel conciencia de la pequeñez del hombre frente a la inmensidad. El Chino-Cafuné, maestro en desaferrar mentes, con ese saltar duende que lo caracteriza, hace morisquetas trepado a una roca del tamaño de nuestras ilusiones y la insignificancia de nuestros gestos. Toca la flauta dulce, hace vueltas carneros, escenifica batallas derviches del siglo XII, medita en posición zazen y extiende sus rulos con los pies firmes y abiertos, una mano en la cintura, la otra extendida desafiando al viento con la fuerza del metaaaaaal. El capitán Nachi lucha contra el viento, el pensamiento y los altibajos del terreno, amen de otro sinfín de incomodidades dignas de esta vida errante y vagabunda. Sus enmarañados rulos ondean desordenados en algún lugar entre el gorro de lana y la abrigada campera gris. De nada sirven las modernas ollas y cuchillos que le regaló su madre chef; el aceite de oliva, el morrón y las exóticas especias que insistió en comprar a precios estrafalarios en un mercadito de la ruta; o la extensa mesa de caballetes que cual mágico arteartilugio escupe La Guacha en cualquier paraje inhóspito de la Patagonia. El bife a la portuguesa será bife a la cualquier cosa. Su principal condimento: la arena. Yo, diminuto émulo del Príncipe Patagón, diminuto fuego-acción, observo a La Guacha parada al final de un camino del fin de mundo. La tierra dicen, es perseverancia. Oteo el mar infinito. El agua dicen, es sentimiento. Me pregunto si el sentimiento y la perseverancia podrán amigar la acción y el pensamiento peleando en el fuego que salvaje ruge al resguardo del par de rocas que elegí para improvisar una cocina. Si este Camino que finalmente emprendimos terminará o no dándonos la principesca cualidad de desaferrarnos de todas nuestras pasiones e incertidumbres para trasformar en gestos nuestros sueños. Parte (somos) de esta desesperada, soberbia e intempestiva civilización de vientospensamientos forjada en los mismísimos fuegos del Potosí. Ahí donde, según teoriza Sara Masteralto parafraseando a Tolkien, un día se forjó el anillo de poder que nos tiene a todos dominados. Gringos mutantes, crucecruz de civilizaciones, miedoguerra de ambiciones, comodidades, máquinasarmas, fabricadas a costa del dolor de otros seres.
8.
Fue ahí en Mocoa, una de las ciudades capitales más pequeñas de Colombia. Ahí en esa selva donde abundan las frutas, los pueblos y culturas, la tierra, el agua, las armas y los planes para hacer grandes carreteras que exporten los tesoros amazónicos. Fue en un barrio de las afueras, justo antes de cruzar el río Putumayo. Tenía pantalones de yin y el torso desnudo. No recuerdo bien sus pies, pero mi imaginario dice que estaba descalzo. En cambio estoy seguro que pude distinguir cada rasgo de su rostro. Cejas gruesas de almacenero gallego o campesino boyaco, papada ancha y pómulos ajustados, unos labios imperceptibles, quizá pálidos, pelo cortico y recortado a navaja sobre una patilla redondeando unas orejas retorcidas escapándose del cuerpo. Las patas de gallo le surcaban toda la cara, desde el final de los ojos hasta bien entrada la sien. Su mirada no decía nada. Tampoco sus manos colgando inertes a los costados del cuerpo. Tenía toda la cara cubierta de pequeños tajos. Como si le hubieran dado de lleno con uno de esos látigo de esos que usan los seguidores del opus dei. O con el filo de un machete, con golpes certeros pero livianos, de profesionales sicarios. Su espalda se apoyaba en una construcción apenas esbozada con ladrillos y cemento a la vista. Un cubo cubierto de pasto y humedad tropical, con apenas dos aberturas. En la que hacía de puerta lo vimos fugazmente, todo cubierto de sangre, rodeado de otros hombres que no alcanzamos a distinguir. Con el Pablito habíamos escuchado los disparos desde el puente. Y a pesar de que no llevábamos más de un par de semanas en el país de las arepas, enseguida intuimos que lo mejor era seguir nuestro camino sin demasiadas inquietudes, preguntas, recuerdos, emociones. Poco después, sobre aquel mismo puente, con la María divisamos a un pelao de apenas cinco o seis años arrojando un cubo completo de basura sobre aquel fresco afluente del Amazonas. Jamás notó -o ignoró- a aquel pescador nativo que a pasos de allí, haciendo equilibrio sobre una piedra, lanzaba su atarraya al aire con grandes gestos e ilusiones de torero, rogándole respetuosamente al río unos pescaitos pa su familia. A pesar de lo que dicen las estadísticas conquistadoras, Colombia es uno de los países con la mayor riqueza natural y humana del mundo. Epicentro geográfico y político de todo este sangrante presente globalizado, alguna terrible trampa del devenir multinacional hace que, dentro de sus fronteras, la vida, humana y natural, no valga nada. ¿Será cuestión de la oferta y la demanda?
9.

about

Este producto contiene: Grabaciones antropológicas realizadas por Ignatz B en Venezuela, Colombia, Tandil, Buenos Aires y Polonia o Ningunaparte, en el Centro Cultural Pachamama, la Casa Quispe en Limones, el patio de los Flordelhito y el Resguardo Indígena de Ambaló (Silvia, Cauca). Los textos de Tomás Astelarra: El agua de Crucita, Entreaires de Pasiones e Incertidumbres y el Puente Sobre el Río Putumayo, en la voz de Luciano Ciuti, Nadia Fink y Alejandro Simonazi (Revuelto Gramajo, FM La Tribu), con la musicalización de la DQE y el grupo Satvia. Las canciones: Tristeza de la Ciudad (de Gringui Herrera, DQE en vivo en la Minga de Domingo, Casa Quispe Limones, Cali, Colombia), Sale el Sol (de Diego Paredes, en su casa de Caballito), No Changuito (Hipólito Atahualpa Mamanis Quispe, legajo 15 original de la carpeta de DQE, grabado por Ale Cañete en xxxx, San Antonio de Padua), Poco a Poco (xxxx, grabado en vivo por la DQE en la escuela Ayank Uk, Ambaló) y fragmentos de Mi Latinoamérica de Calle 13 interpretada por la DQE en vivo en El Pacha. Entrevista a Evo Morales realizada por Tomás Astelarra en el Palacio del Quemado, La Paz, Bolivia. Separador de FM Alas de Bolsón con la voz de Daniel Tornero. Poesía “Las Moscas” de Tomás Astelarra. Fragmentos del show Andanzasenabarcas de la DQE en vivo en El Pacha. Citas de Haroldo Conti (en la Fuente Polaca de las Colectivas, Chacarita), Atahualpa Yupanqui, Ernesto Guevara, Viruta y Sudor. Otras cosas que no se registraron.

credits

released December 12, 2012

La DQE somos: Tomás Astelarra (cuentos, piano, voz, guitarra y dirección inejecutiva), Malena Frigoli (voz, charango, percusiones, alimentación, prensa y difusión), Ignatz B. (sonoridades, mezclas, guitarras y voz ibérica), Luciano Ciuti (actuación, cuentería, percusión, manager ad hoc), Teo Astelarra (bajo y actuación rusoboliviana), Nadia Fink (cuentería), Diego “Gaita” Paredes (voz, trompeta, ronroco y fernet), Delfi Smith (charango y voces), Pepa Astelarra (videos y producción), Lenius Cantor Valencia (cantos wayuus y otros chamanismos), El Guille Fernández (albaceas, fundador y guía espiritual), Nicolai “El Chino” Urquiza (videos, disertaciones y otras poloneidades), María Clara Uribe Velez (voz, violín, membresia honoris causa), Pablito Rodríguez (percusiones y panes), Nati Olivieri (militancia full time), Manu y Mora (guías del futuro), Chumaro (percusiones), Glenda Lloyd (soporte técnico), Ale Vilas (risas).

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Quispe SHA (Sociedad de Héroes Anónimos) es un multimedios multinacional de capital sudakamericanos.
La empresa social (todos sus socios están estadísticamente por debajo de la línea de pobreza) nació en Bolivia para expandirse por toda Sudamérica, con filiales en Bolsón, Polonia, Tandil y el Caribe, encabezando alianzas estratégicas y una cordial política de fusión con empresas amigas. ... more

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