1. |
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“-Estaba recordando como empecé. ¿No preguntaste eso?
-Yo hablaba siempre de ese día, pero no me decidía nunca.
La verdad es que jamás pensé que llegase realmente.
Ni siquiera lo tomé en serio el día que empecé a andar.
Mi intención en el fondo fue hacer la comedia.
-¿Para quién?
-Para mí mismo. Te debe haber pasado.
-Yo di un portazo y le grité a la vieja que iba hasta el Club.
Pero pasé por delante del Club, el Sportivo Victoria,
y seguí como si tal cosa.
-Ahí lo tienes. A cada rato me decía:“esto se acaba ahora mismo”,
pero notaba cada vez, que lo decía otro, o por lo menos,
que había en mí uno que lo decía y otro que seguía pateando
en medio de toda esa miseria.
-Entonces di con el Camino.
Y encontré otros tipos que iban y venían como yo.
Iban, no importa la dirección.
-Y te diste cuenta que los pies se te pegan a él, que no sólo es un lugar de tránsito,
sino una forma de vida,
y entonces ya no se puede parar...”
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2. |
Tristeza de la ciudad
04:49
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Las moscas lo inundaban todo
con sus (ruido de violin agudo) y sus (ruido de violin grave) con sus juergas nocturnas, con sus jergas urbanas, con sus conversaciones acaloradas de bares y fondas.
Trasnochado el pibe de rulos clavo un acorde que despierta al sol, y al bigote blanco y negro que duerme borracho sobre el piano.
Lejanos se escuchan los ruidos de motores del Blues Gordo de la ciudad. El pelado lo observa todo y dice solo una palabra, deletrea: rock, con un acento extraño, como a ginebra.
Adolfo lo mira todo atonito entre rulos de melodias, mientras que Patricia Rey crea un curo de mudos para despertar a los sordos.
Recien venido del banquete de Severiano Arcangel, Miguel, juega a ser poeta, entre los padres de los piojos y los abuelos de la nada. Primero intenta con un acorde,
luego con otro,
se atreve a mas
es que pergenia una oda a las tristeza de la ciudad
Tristeza de la Ciudad, por favor no vuelvas.
Hoy no quiero verte mas y aqui, no sigas con esto
la gente que camina por la calle
te lo agradecera infinitamente.
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3. |
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Sale el sol la cerveza esta fria calienta el corazon......
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4. |
Dani Tornero - Viajar
00:39
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5. |
Niña Quispe
00:45
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6. |
No Changuito
04:54
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No Changuito (Hipólito Mamanis Quispe)
Ahí va el papacho caminando por el monte mascando tranquilo su acuyico de Coca.
Detrás de él viaja la mamita que lleva contenta en su aguayo a la guaguita.
La Pachamama los mira a los tres, y bendice este que es su Camino,
Y hablando de su destino, el papacho le susurra a su guagua esta canción
Una y un millón de veces te voy a repetir
que la vida no es tan fácil y es difícil dirimir
Quien es el bueno, quien es el malo,
Quien el de los consejos sabios
Quien es el que esconde el palo
detrás de palabras de buen vestir
No changuito no valla a creer,
que por andar haciendo el bien
va a salir en televisión
va a recibir aplausos
aplausos del poder
No changuito ay que mundo viniste a parar
Andate tranquilo que seguro te vas a equivocar
No changuito que lo correcto no es camino recto
La justicia depende de quien y la mentira a veces, salva inocentes
La policia es un peligro del que puede salvarte un ladron
Y la hora de las enseñanzas la verdad no esta en la universidad.
No changuito ay que mundo viniste a parar
Andate tranquilo que seguro te vas a equivocar
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7. |
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La lucha es feroz entre el viento y el fuego. Dicen que el fuego es la acción y el viento,
el pensamiento. Yo no se por qué los dos se ponen bien bravos en las costas patagónicas. Susurra alguien que la acción le recrimina al pensamiento por aquellos sueños
de la razón que generaron los monstruos de este sangrante presente
globalizado (Astor Alas dixit). Y no es para menos ahí, precisamente
ahí, donde amparados en la sombra de la nada, Alí Babá y sus cuarenta ladrones multinacionales pergeñan choreos de todo tipo: petróleo,
represas, bosques, minas a cielo abierto, nacientes de ríos, lagos
y parques nacionales, plagas de turismo y planes ecológicos fraudulentos.
Todas acciones que nutren la avallasante y voraz llamarada de las grandes estructuras de máquinasarmas
que sostienen el poder y su bendita civilización.
No basta con un fueguito pa calentar
el guiso, prender la salamandra,
templar los parches pa convocar
a los entrometidos de siempre. También se necesita losa radiante y exquisita comida importada en grandes aviones de aquí y de allá,
megaconciertos de rocanrol, cuatroporcuatros
y cámaras digitales, grandes universidades y millones de libros acumulándose en bibliotecas
que no pueden palear el hambre
de los pueblos ni la destrucción de su tierra, Pachamama.
¿Y qué más le queda entonces a los pueblos tierra que pergeñar pazsientes acciones de resistencia? Hijos del viento. Ese viento, pensamiento,
chiquito, modesto, que si se sopla lento puede darnos calor y comida en una fría tarde de invierno.
Del Emi-Oreste apenas se ve una figura encorvada, casi penitente, escondiéndose detrás de una roca, creyéndola resguardado. Escribe apuntes en una libreta y sólo muy de vez en cuando levanta un poco el cuello para otear de reojo el inmenso
manto de agua. Apenas un punto en algún lugar perdido del mapa entre Carmen de Patagones y Puerto San Julián. Al costadito de donde dice Océano Atlántico en grandes letras. Ahí donde en el milquinientos, el conquistador Magallanes
tuvo que detenerse a pasar el invierno ante la furibunda queja de sus tripulantes, cansados de las penurias del viaje y aquellos vientos
del fin de mundo. Dicen, que al ver a los tehuelches (gente brava), el cronista Antonio Pigafetta los describió como gigantes y les dio el nombre de Patagones. En cambio,
inserto en su propia historia, calzando unas mugrosas zapatillas de lona cuarentaydos, con su viejo zueter azul marino, su bufanda gris gastada y ese gorro de bucanero deshilachado, el Emi es la fiel conciencia
de la pequeñez del hombre frente a la inmensidad.
El Chino-Cafuné, maestro en desaferrar mentes, con ese saltar duende que lo caracteriza, hace morisquetas trepado a una roca del tamaño de nuestras ilusiones y la insignificancia de nuestros gestos. Toca la flauta dulce, hace vueltas carneros, escenifica batallas derviches
del siglo XII, medita en posición
zazen y extiende sus rulos con los pies firmes y abiertos, una mano en la cintura, la otra extendida desafiando
al viento con la fuerza del metaaaaaal.
El capitán Nachi lucha contra el viento, el pensamiento y los altibajos
del terreno, amen de otro sinfín de incomodidades dignas de esta vida errante y vagabunda. Sus enmarañados
rulos ondean desordenados
en algún lugar entre el gorro de lana y la abrigada campera gris. De nada sirven las modernas ollas y cuchillos que le regaló su madre chef; el aceite de oliva, el morrón y las exóticas especias que insistió en comprar a precios estrafalarios en un mercadito de la ruta; o la extensa
mesa de caballetes que cual mágico
arteartilugio escupe La Guacha
en cualquier paraje inhóspito de la Patagonia. El bife a la portuguesa
será bife a la cualquier cosa. Su principal condimento: la arena.
Yo, diminuto émulo del Príncipe Patagón, diminuto fuego-acción, observo a La Guacha parada al final
de un camino del fin de mundo.
La tierra dicen, es perseverancia.
Oteo el mar infinito. El agua dicen, es sentimiento. Me pregunto si el sentimiento y la perseverancia podrán amigar la acción y el pensamiento
peleando en el fuego que salvaje ruge al resguardo del par de rocas que elegí para improvisar una cocina. Si este Camino que finalmente emprendimos terminará
o no dándonos la principesca cualidad de desaferrarnos de todas nuestras pasiones e incertidumbres para trasformar en gestos nuestros sueños. Parte (somos) de esta desesperada,
soberbia e intempestiva civilización
de vientospensamientos forjada en los mismísimos fuegos del Potosí. Ahí donde, según teoriza
Sara Masteralto parafraseando a Tolkien, un día se forjó el anillo de poder que nos tiene a todos dominados.
Gringos mutantes, crucecruz
de civilizaciones, miedoguerra de ambiciones, comodidades, máquinasarmas,
fabricadas a costa del dolor de otros seres.
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8. |
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Fue ahí en Mocoa,
una de las ciudades capitales más
pequeñas de Colombia. Ahí en esa
selva donde abundan las frutas,
los pueblos y culturas, la tierra, el
agua, las armas y los planes para
hacer grandes carreteras que exporten
los tesoros amazónicos. Fue
en un barrio de las afueras, justo
antes de cruzar el río Putumayo.
Tenía pantalones de yin y el torso
desnudo. No recuerdo bien sus
pies, pero mi imaginario dice que
estaba descalzo. En cambio estoy
seguro que pude distinguir cada
rasgo de su rostro. Cejas gruesas de
almacenero gallego o campesino
boyaco, papada ancha y pómulos
ajustados, unos labios imperceptibles,
quizá pálidos, pelo cortico y
recortado a navaja sobre una patilla
redondeando unas orejas retorcidas
escapándose del cuerpo. Las
patas de gallo le surcaban toda
la cara, desde el final de los ojos
hasta bien entrada la sien.
Su mirada no decía nada. Tampoco
sus manos colgando inertes a los
costados del cuerpo.
Tenía toda la cara cubierta de pequeños
tajos. Como si le hubieran
dado de lleno con uno de esos látigo
de esos que usan los seguidores
del opus dei. O con el filo de un
machete, con golpes certeros pero
livianos, de profesionales sicarios.
Su espalda se apoyaba en una
construcción apenas esbozada con
ladrillos y cemento a la vista. Un
cubo cubierto de pasto y humedad
tropical, con apenas dos aberturas.
En la que hacía de puerta lo vimos
fugazmente, todo cubierto de sangre,
rodeado de otros hombres que
no alcanzamos a distinguir.
Con el Pablito habíamos escuchado
los disparos desde el puente. Y
a pesar de que no llevábamos más
de un par de semanas en el país de
las arepas, enseguida intuimos que
lo mejor era seguir nuestro camino
sin demasiadas inquietudes, preguntas,
recuerdos, emociones.
Poco después, sobre aquel mismo
puente, con la María divisamos
a un pelao de apenas cinco o seis
años arrojando un cubo completo
de basura sobre aquel fresco
afluente del Amazonas.
Jamás notó -o ignoró- a aquel pescador
nativo que a pasos de allí,
haciendo equilibrio sobre una piedra,
lanzaba su atarraya al aire con
grandes gestos e ilusiones de torero,
rogándole respetuosamente al
río unos pescaitos pa su familia.
A pesar de lo que dicen las estadísticas
conquistadoras, Colombia es
uno de los países con la mayor riqueza
natural y humana del mundo.
Epicentro geográfico y político
de todo este sangrante presente
globalizado, alguna terrible trampa
del devenir multinacional hace que,
dentro de sus fronteras, la vida, humana
y natural, no valga nada.
¿Será cuestión de la oferta y la demanda?
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9. |
Domingo Quispe Ensamble Poland
Quispe SHA (Sociedad de Héroes Anónimos) es un multimedios multinacional de capital sudakamericanos.
La empresa social
(todos sus socios están estadísticamente por debajo de la línea de pobreza) nació en Bolivia para expandirse por toda Sudamérica, con filiales en Bolsón, Polonia, Tandil y el Caribe, encabezando alianzas estratégicas y una cordial política de fusión con empresas amigas.
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